Nuestra
plataforma política mantiene una concepción del municipio altamente moderna y
que responde a lo que esencialmente en su origen fue el ayuntamiento para la
comunidad primera: la municipal.
Don
Efraín González Luna, fundador e ideólogo panista, sostiene que el municipio
es: “prolongación del hogar”.
Evidentemente es raro el domicilio familiar que cuenta con una cancha de
básquetbol y menos de futbol, estas tienen que ser obra de la sociedad o mejor
dicho del gobierno municipal; de sociedades intermedias por cooperación o del
gobierno municipal por subsidiariedad. Pero es ahí, precisamente en el
municipio, donde se prolonga el hogar,
dónde se puede tener el jardín grande que no se tiene en casa; pues el
municipio es el hogar de todos.
Es
el ayuntamiento el que tiene que dotar de lugares de esparcimiento, servicios
de mercados, de limpieza, de agua, de drenaje; de vialidades, de seguridad para
el patrimonio de las familias y de su persona, que seguramente cada ciudadano
no podría dotar a sus familias, ni siquiera con la asociación de los vecinos de
su cuadra o su calle, por eso el municipio es la prolongación del hogar… el hogar de todos.
El
municipio es la base de la organización nacional y por tanto comunidad de vida
y no sólo circunscripción política. Es decir, para nosotros el municipio no es
sólo lo que está dentro de unos límites geográficos, sino la comunidad de
personas que vive en común su dimensión personal y social y se organiza para
desarrollar todos los instrumentos que necesita para vivir así y de manera
digna.
En Acción Nacional no nos mueven verdades de tres o
seis años, sino verdades permanentes a las cuales servir: la dignidad de la
persona, la consolidación de las familias, la vertebración de la sociedad, la
real autonomía municipal y la salvación de la nación; a través de un auténtico
federalismo.
El
PAN propone, y al hacerlo se compromete de nuevo como lo hace desde 1939, a
crear gobiernos municipales teniendo a la persona como centro de su quehacer
cotidiano, no sólo teniendo gobiernos humanistas sino humanizando a sus
gobiernos, reconociendo que es la persona la única que tiene fin en sí misma,
que no puede ser usada como medio por nadie, sin faltarle gravemente el respeto
a su eminente dignidad.
En el marco del cumplimiento del primer año de las gestiones municipales, valga retomar esta inicial reflexión.
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