jueves, 17 de julio de 2014

Cohecho y moches


El Código Penal para el Estado de Querétaro en su título relacionado a los delitos contra el servicio público cometidos por particulares, establece en el artículo 273 que “Al particular que promueva una conducta ilícita de un servidor público o se preste para que él mismo o por interpósita persona promueva o gestione la tramitación o resolución ilícita de negocios públicos ajenos a las responsabilidades inherentes a su empleo, cargo o comisión, se le impondrá prisión de 3 meses a 4 años y de 10 a 100 días multa”. Asimismo, en el artículo 274 se implanta que “Al particular que de manera espontánea dé u ofrezca dinero o cualquier otra dádiva u otorgue promesa a un servidor público o a interpósita persona, para que dicho servidor haga u omita un acto justo o injusto relacionado con sus funciones, se le aplicarán de 6 meses a 6 años de prisión y de 20 a 240 días multa.” 

Desde hace un año hemos escuchado o leído sobre los supuestos “moches”. Se ha pretendido relacionar a distintos funcionaros públicos y legisladores – curiosamente de un solo partido político- en presumidos condicionamientos de asignación de obras a cambio de dinero, de “moches”. Hemos referido en anteriores colaboraciones que a pesar del interés y cobertura mediática sobre estas conductas, no media ninguna denuncia formal sobre “las mochadas”. Hasta hoy, no existe resolución judicial que acredite que determinado funcionario, legislador, constructor, empresario o particular cometió delito conexo a esta probable práctica. Ante estos hechos es también oportuno y justo reflexionar que no existen cuestionamientos públicos contra quienes en algún momento han acusado o señalado – por la vía mediática y no legal- a algún funcionario por este delito. Más allá de no contar o presentar las pruebas suficientes para sostener sus acusaciones - que revisten un mayor interés político, que legal y social- no han caído en cuenta que sus propias afirmaciones, en caso de ser verdaderas, conllevan la actualización de los delitos de promoción de conductas ilícitas y cohecho cometido por particulares contempladas en el Código Penal para el Estado de Querétaro. Es decir, quienes han difamado a legisladores y funcionarios por el tema de los “moches” serían los primeros sujetos a ser investigados por las Procuradurías de Justicia ya que, en el caso de comprobarse su dicho y su delito, pudiéramos estar entonces realmente frente a la infracción cometida por el funcionario público. En otras palabras, tan la mayoría de las acusaciones sobre “moches” son falsas, que quienes las acusan o presentan no están sujetos a procedimiento penal alguno. Resulta irónico o simplemente paradójico, que un particular culpe a un funcionario de recibir un “moche” que él le dio. En ambos casos las dos conductas serían delictivas. Para probar que el funcionario recibió el moche, habría que actualizar también el delito cometido por el particular. Si ni lo uno, ni lo otro ocurre, estamos frente a una ficción que persigue tan solo un interés electoral.

Difícilmente podemos evitar que la corrupción se dé, lo que si podemos evitar es que la impunidad persista. Estamos obligados a llamar a cuentas a todos por igual, al funcionario que recibe el moche y al particular que se mocha. Solo actuando objetivamente, sin parcialidades, con seriedad, sin intereses políticos, con pruebas, podremos verificar los hechos y juzgarlos. Lo contrario es especulación política y difamación pura.



¿Qué se informa en la Capital?

Este domingo el Alcalde de Querétaro, Roberto Loyola, rindió su segundo informe al frente de la administración municipal. Un informe modesto, discreto, afectado por las consecuencias de las lluvias. Un informe diseñado para cuidar la imagen del gobernante, evitando exponer al Presidente Municipal ante los hechos que hablan más que las supuestas 1,000 obras. Un discurso donde se informaron obras que no han sido ejecutadas, es más, que ni siquiera están en proceso porque simplemente no se han construido y ya fueron informadas como es el caso del mercado de las flores por mencionar un solo ejemplo.

La propaganda del gobierno ha sembrado la desconfianza en miles de ciudadanos que se preguntan cuáles y donde están las tan anunciadas obras. En los días recientes ha quedado en evidencia la falta de obras y acciones para atender la red pluvial y los drenes, paradójicamente de las 1,000 obras anunciadas, solo diez están relacionadas con este tema.

A dos años, la inseguridad se reciente aún más. El robo a casa habitación y el robo a vehículos está en franco crecimiento y la autoridad se encuentra replegada; nuevamente la paradoja se presenta: de las 1,000 obras pregonadas solo 8 tienen que ver con materia de seguridad.

Los retos son muchos y los pendientes más. Las administraciones panistas dejaron un municipio reconocido en todas las materias, un municipio con logros que hoy empiezan a desvanecerse. Durante los posicionamientos de los partidos políticos representados en el Ayuntamiento, el regidor del PRI refirió que la actual administración ha invertido 110 millones de pesos aproximadamente en infraestructura y mantenimiento de la red pluvial, el contraste es contundente, en solo dos años de la administración panista encabezada por Armando Rivera se invirtieron más de 420 millones, tres veces más que en la actual administración.

Acción Nacional ha actuado desde el Cabildo con toda la responsabilidad. Nuestros regidores han respaldado y apoyado las decisiones y planes del gobierno municipal emanando del PRI. No hay pretextos, el PRI lleva gobernando la entidad cinco años y la capital dos. Será a ellos a quienes los ciudadanos exigiremos resultados.    

Resta un año a la presente gestión municipal; el Alcalde debe asumir el compromiso ciudadano para cumplir con su encargo y afrontar los pendientes que le permanecen y que cada vez son más.