La
campaña electoral del 2012 estuvo definida por la guerra sucia que imperó en ella.
Durante el pasado proceso electoral local, se dejó el antecedente negativo - para
el desarrollo democrático de la entidad- que acusar desde el anonimato, sin fundamentos,
ni pruebas, conlleva juzgar a priori a través de opiniones y encabezados. La
última campaña evidenció que, en un ambiente democrático y limpio, el partido
hoy en el poder pierde y que para muchos políticos el fin sí justifica los medios;
en consecuencia que, desde el 2012, la estrategia del partido oficial haya sido
escandalizar y desacreditar sin fundamentos. Los ciudadanos lo atestiguaron: la
difamación, la calumnia y los dados cargados, fueron el medio para arrebatar
espacios públicos. Así, recuperaron la capital del Estado.
Tal
pareciera que la guerra sucia que sufrimos en el 2012 resurge y pretende
extenderse mayor tiempo. Nos encontramos a año y medio de la elección del 2015
y ya encontramos declaraciones, notas, volantes, cuentas de twitter,
desacreditando insistentemente a determinadas personas – casualmente todas del
PAN- a través de acusaciones anónimas, ajenas a la verdad, pero con una
cobertura cómplice.
Aunado
a lo anterior, resulta aún más lamentable y preocupante que los casos
denunciados por las vías jurisdiccionales no tengan los mínimos avances; que denuncias
formales, por ejemplo, en contra de los ex alcaldes priistas de El Marqués y
Corregidora estén guardadas en el cajón de la Procuraduría.
Reconocemos
que los partidos políticos y los gobiernos difícilmente pueden evitar la
corrupción, pero si pueden y deben evitar que persista la impunidad. Seguimos
esperando pacientemente a que se resuelvan las denuncias formalmente
interpuestas.
El
tiempo otorga la razón a quienes actúan apegados a la conciencia y al derecho. En
su momento se inventaron sin fin de rumores en contra de la anterior
administración estatal, hoy, a más de cuatro años, es evidente que tan solo fueron
estrategias políticas.
En
el PAN creemos que un fin bueno requiere medios buenos. Que para gobernar se
debe llegar por el senda correcta, que para afrontar a la guerra sucia hay que
hacerlo desde el cauce legal.
El
Instituto Electoral de Querétaro debe hacer un pronto llamado a evitar los
linchamientos mediáticos y a promover la cultura cívica de la denuncia formal para
preservar las mejores condiciones socio-políticas que enmarcarán los futuros
procesos electorales. El IEQ debe fijar su posición firme y clara frente a
estos hechos y no resignarse a avizorar un proceso complejo donde la guerra
sucia lleve mano.
Los
ciudadanos están hartos de los pleitos entre los políticos, si alguien quiere
señalar algo, que lo haga mediante la denuncia seria y no solo con
declaraciones irresponsables. Así lo haremos en el PAN por congruencia y
convicción.
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