Nuestro
país en un largo proceso de democratización, fue creando instituciones ciudadanas
y procesos democráticos para desterrar los cacicazgos y el manipuleo del voto y
de los votantes. Ante ello, Acción Nacional nace en 1939 como resultado de la
convergencia ciudadana en aras de optar por la democracia como sistema de vida
y no únicamente como medio electoral; los mexicanos no solamente desconfiaban
de sus autoridades, sino de los mismos procesos de elección; mientras en el PAN,
se elegían democráticamente a sus candidatos y dirigentes, en el PRI todo se
decidía desde la presidencia de la República. Sorprendido estoy del “gran”
anuncio que hiciera el Partido Revolucionario Institucional en Querétaro en voz
de su dirigente, quien con bombo y platillo advirtió que Querétaro será el
primer estado – para el PRI- en realizar un ejercicio democrático de elección
interna, refiriéndose a que al Frente Juvenil Revolucionario le será otorgado,
no como derecho, sino como vulgar concesión, la posibilidad de elegir por
primera vez a través de la democracia a
su dirigente en el estado; después de 40 años, es decir, desde su origen en que
nunca se había realizado de esta forma abierta y libre.
En
Acción Nacional, la primera asamblea para elegir democráticamente al presidente
de la secretaría de la organización juvenil, como se llamaba en ese entonces,
fue en 1986. La segunda asamblea nacional fue en 1989 y así de manera sucesiva
y permanente cada tres años la juventud panista elige a su secretario nacional de
Acción Juvenil, como se llama en la actualidad.
En
el orden local, cada secretario estatal y municipal de Acción Juvenil se elige
por un período de dos años también de forma democrática. Un dato más, será el
28 de septiembre de este año, teniendo como sede la ciudad de Irapuato,
Guanajuato, cuando todos los jóvenes panistas de entre 18 y 25 años podrán
votar para elegir al próximo secretario o secretaria nacional de Acción
Juvenil, de nueva cuenta y con una tradición permanente, en forma democrática.
Resulta
difícil de creer que el PRI pueda salir avante en un proceso democrático pues la
democracia no está en su alma fundacional, ese partido está inficionado de
palabras huecas que han llegado a perder toda connotación a fuerza de ser
empleadas como proyectiles lanzados para que nos creamos lo que no son; pues
convencidos están - y así funcionan- de que “percepción es realidad”. Ya lo
sentenciaba Don Efraín González Luna, “no se trata de amasar nubes, sino de
transformar realidades”.
No
cabe duda, con este anuncio de implementar el primer proceso interno
democrático en el sector juvenil del PRI, ¡después de 40 años!, su dirigencia
ha evidenciado lo obvio: poco oficio político y nula vergüenza pública.
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