Cinismo y
Desvergüenza
Como un rito de coronación finalizó la Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional con la presencia del Presidente de la República, en funciones de Presidente de Partido. Anunciaron modificaciones a sus documentos básicos para "transformar" a México y se auto erigieron como los modernizadores de los grandes temas nacionales.
Se presentaron disruptivamente como los generadores
de los cambios que le negaron al país durante muchos años; que se negaron a
ellos mismos en sus gobiernos anteriores al año dos mil y que les cerraron a
los dos gobiernos federales de Acción Nacional.
Contradicciones y ruindades. Se opusieron fervientemente
tan solo a discutir la generalización del Impuesto al Valor Agregado,
pretextaban los candados de sus estatutos para no contemplar la apertura de
Petróleos Mexicanos a la iniciativa privada y arengaban en todo momento contra
los “gasolinazos”. Lo único que pretendían era la parálisis de México - a través
de su oposición mezquina- para recuperar los espacios de gobierno.
Su reforma estatutaria no debiera ser nota porque
denosta e insulta la inteligencia de muchos ciudadanos. La Asamblea del PRI fue
su confesión de culpabilidad, quedó en evidencia plena su cinismo al haber
obstaculizado las reformas estructurales que hoy predicen. Le hicieron perder
tiempo a México.
En su intervención, el Presidente de México y del
Revolucionario Institucional dijo "El PRI entiende el momento que vive
México, y hoy se renueva para estar a la altura de las aspiraciones de los
ciudadanos" olvidando el axioma de que la justicia a destiempo es
injusticia. Y retando a la historia
mencionó, “Cuando hubo alternancia, (el PRI) también supo ser una oposición
responsable. Lejos de lamentarse, el PRI trabajó para levantarse”. Falso. El PRI
estuvo lejos de ser una oposición responsable, racional y leal al país. Los tabús
que pretextaron para detener las reformas y con ello el crecimiento, en unas
horas de domingo fueron desterrados. Lo menos que se les puede reclamar es que
engañaron a los mexicanos, se opusieron a las transformaciones que hoy
promueven. Eso es la desfachatez de la incongruencia.
Acordaron ser un partido en el que sus militantes
tengan mayores posibilidades de postulación para ser candidatos pero olvidan que
es letra muerta pues no tienen procesos internos democráticos. Dicen haber
abierto al partido para postular candidatos ciudadanos, pero omiten que sus
procesos internos son la “fiesta de un dedazo”. Quitaron los candados para que sus
legisladores consideren cambios hacendarios y en el sector energético, pero no
reconocen haberse opuesto alevosamente a ellos durante muchos años. Es justo y
oportuno reclamarle al PRI su procacidad.
Ante esto, volver a traer el pensamiento de
Efraín González Luna “Acción Nacional es un Partido no de doctrina mínima sino
de exigencias máximas; un Partido que no ha comenzado su vida, como tantos
otros, vistiendo una librea ajena, declarándose seguidor de trayectorias
completamente distintas de sus convicciones y de sus propósitos reales, sino
que francamente, a la luz del sol, siempre ha dicho lo que piensa, lo que cree
y lo que se propone hacer. Es el Partido que nace negando el compromiso, es el
Partido que nace condenando el oportunismo, es el Partido que nace estampando
en su bandera y alzando sobre sus horizontes actuales y futuros, el paradigma
ideal, intocable, sagrado, que inspira su programa.”
El PAN ha dicho que no pagará al PRI con la misma
moneda. Nosotros seguiremos siendo el mismo partido humanista, democrático y
modernizador. Con las mismas convicciones en el gobierno que en la oposición.
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