viernes, 24 de mayo de 2013

La autoridad en el PAN

Hay dos hechos que se han ventilado intensamente en los medios de comunicación. El cambio de Coordinador de los Senadores del Partido Acción Nacional por la facultad del Presidente Nacional del partido y las diferencias públicas de un grupo de Senadores con la Dirigencia Nacional.

Partimos de entender que la decisión de nombrar o remover al Coordinador de los Senadores es una facultad reglamentaria exclusiva del Jefe Nacional y que es una atribución conocida y reconocida que no ha sido cuestionada incluso cuando se nombró en su momento al Coordinador cesado.  

Es lamentable que asuntos como éstos, se ventilen públicamente en clara violación a las disposiciones de orden interno que contemplan nuestros reglamentos, sin embargo, es fundamental que se recupere el diálogo institucional una vez conocidos los hechos.

Para comprender mejor el origen y la razón de este conflicto es oportuno y aleccionador retomar el pensamiento de Don Carlos Castillo Peraza sobre la autoridad y las relaciones del poder en el Partido Acción Nacional.

En el marco de una reunión nacional con legisladores locales refería: “… alguien obedece a otro cuando cree que le da una orden legítimamente. Otro elemento pues de la relación de poder es  esa  fe en la legitimidad. Y los otros dos elementos que podríamos señalar es que todo poder se da en una relación. No se da el poder sobre la nada. Se tiene que dar en una relación. Si no hay quien me obedezca, yo no tengo poder alguno. Por eso el poder tiene que ver con una relación. Pero además se tiene que dar en una comunicación. Es decir, si yo no le digo a otro haz, o él no se entera que yo le dije, pues tenga yo o no tenga probabilidad o fuerza, pues no lo va a hacer; tiene que haber relación, tienen que haber comunicación, tienen que haber fe en la legitimidad, y tiene que haber fuerza para que se ejecute la orden o se concrete la obediencia.”

Continua, “Lo cierto es que para que haya poder tiene que haber reconocimiento. La lucha por el poder es una lucha para que otro me reconozca como autoridad legítima para mandarlo y decida obedecerme porque considera que es razonable, es racional, es bueno, es conveniente, es útil, etc.”

El problema de fondo de esta crisis interna se puede encontrar y explicar a través de las palabras de Castillo Peraza que concluían: “El problema de la legitimidad del poder es el problema del ennoblecimiento de la obediencia… Una autoridad vale tanto cuanto vale el argumento que la funda. Y yo creo que el partido, en este sentido, tiene plena autoridad, aunque no tenga fuerza.  A pesar de nuestros defectos, a pesar de nuestras fallas personales, institucionales, orgánicas, el Partido Acción Nacional está legítimamente fundado, sus autoridades son legítimas y, por tanto, son un poder pero no son una fuerza física frente a ustedes (legisladores del PAN)… El poder mío, del Presidente Nacional del Partido, en tanto que capacidad de coerción, es nulo. Sólo tengo el poder que ustedes me den; nada más.” Y sentenciaba, “Ustedes representan en los Congresos la autoridad, y por tanto, el poder legítimo de Acción Nacional hacia adentro y hacia afuera. Y tienen relaciones con otro poder: el interno del partido; su Comité Estatal, su Comité Nacional… El poder interno, en el partido, tiene legitimidad y por tanto, tiene autoridad aunque no tenga fuerza.”

Con esta claridad de conceptos sobre autoridad y poder dentro del partido, podemos discernir las conductas y reacciones que en el caso se han manifestado. La tarea inicial pasa por reconciliar  relaciones, retomar el diálogo institucional y recordar, junto a Carlos Castillo Peraza, a Shakespeare, “Rey infeliz, nadie acudirá a tu llamado.” No hagan infeliz al poder legítimo, a los poderes legítimos de su propio partido. Acudan a su llamado.

 

 

 

 

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