El mismísimo PRI
Hiram Rubio es un notable militante del Partido Revolucionario
Institucional. No solo ha sido Presidente Estatal de su Partido, sino que
durante los primeros tres años del gobierno de Calzada ha sido un hombre de
confianza, un operador fuerte, para el PRI y para el Poder Ejecutivo del
Estado. Fue Diputado Local, Coordinador del Grupo de Diputados del
Revolucionario Institucional y Presidente de la Mesa Directiva en varios
periodos en la Legislatura que recién terminó; y en el sistema priista, eso
sencillamente no se logra sin el respaldo y la opinion del Gobernador.
Tanto se ha dicho y repetido del "nuevo" PRI, de su
"nueva actitud", de sus "nuevos" perfiles, pero distantes
están los hechos que hablan solos. Y para ejemplo, precisamente éste.
El Diputado Rubio fue quien llevó hasta el fin de su capricho la toma de
protesta de la Diputada Suplente de Acción Nacional, Adriana Cruz, aplicando la
ley discrecionalmente y a su antojo. En ese lamentable capítulo, Acción
Nacional denunció públicamente su inconformidad y comparo este momento con la
película La Ley de Herodes y su protagonista - Juan Vargas- quien al igual que
el legislador priista queretano hizo con la aplicación de la ley lo que quiso,
cuando quiso y como quiso.
Durante su periodo como Legislador Local pudimos atestiguar, en el
propio Pleno del Congreso, como el Coordinador de los Diputados Priistas
traicionó su palabra y su firma, cuando desde la tribuna arrojó un papel donde
constaba un acuerdo político signado por él mismo.
Recientemente, la semana pasada, escuchamos sorprendidos su declaración
sobre la "envidia" que los ciudadanos le tendríamos por las
prerrogativas que recibió durante tres años ante el reclamo social de
transparentar su manejo.
Aunque imaginábamos que esta polémica cerraría su paso por la
Legislatura, nos encontramos que durante la toma de protesta de los diputados
electos, ordenó un despido masivo de trabajadores del Poder Legislativo, sin
acuerdo previo, sin razones, sin criterios, violando todo derecho laboral y sin
respetar la dignidad de la persona.
Estos momentos distan mucho de la "nueva actitud" que hace
tres años prometieron y volvieron a ofrecer en las campañas de este año.
Hay verdades incómodas que se encuentran a plena luz y que son
inocultables. Ni partiendo de la ingenuidad, se puede pensar que estos
lamentables hechos no son reflejo de otra verdad muy distante de la que nos
acostumbran contar. Este es el PRI, el mismo que se opuso a la transparencia de
los sindicatos, el mismo que niega el voto secreto a los
trabajadores.
Ahora solo falta que lo premien. Este es el PRI. Cada día la verdad
se les asoma más.
José Luis Báez Guerrero
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