martes, 9 de octubre de 2012

EL UNIVERSAL QUERÉTARO


El mismísimo PRI

Hiram Rubio es un notable militante del Partido Revolucionario Institucional. No solo ha sido Presidente Estatal de su Partido, sino que durante los primeros tres años del gobierno de Calzada ha sido un hombre de confianza, un operador fuerte, para el PRI y para el Poder Ejecutivo del Estado. Fue Diputado Local, Coordinador del Grupo de Diputados del Revolucionario Institucional y Presidente de la Mesa Directiva en varios periodos en la Legislatura que recién terminó; y en el sistema priista, eso sencillamente no se logra sin el respaldo y la opinion del Gobernador.

Tanto se ha dicho y repetido del "nuevo" PRI, de su "nueva actitud", de sus "nuevos" perfiles, pero distantes están los hechos que hablan solos. Y para ejemplo, precisamente éste.

El Diputado Rubio fue quien llevó hasta el fin de su capricho la toma de protesta de la Diputada Suplente de Acción Nacional, Adriana Cruz, aplicando la ley discrecionalmente y a su antojo. En ese lamentable capítulo, Acción Nacional denunció públicamente su inconformidad y comparo este momento con la película La Ley de Herodes y su protagonista - Juan Vargas- quien al igual que el legislador priista queretano hizo con la aplicación de la ley lo que quiso, cuando quiso y como quiso. 

 

Durante su periodo como Legislador Local pudimos atestiguar, en el propio Pleno del Congreso, como el Coordinador de los Diputados Priistas traicionó su palabra y su firma, cuando desde la tribuna arrojó un papel donde constaba un acuerdo político signado por él mismo.

Recientemente, la semana pasada, escuchamos sorprendidos su declaración sobre la "envidia" que los ciudadanos le tendríamos por las prerrogativas que recibió durante tres años ante el reclamo social de transparentar su manejo.

Aunque imaginábamos que esta polémica cerraría su paso por la Legislatura, nos encontramos que durante la toma de protesta de los diputados electos, ordenó un despido masivo de trabajadores del Poder Legislativo, sin acuerdo previo, sin razones, sin criterios, violando todo derecho laboral y sin respetar la dignidad de la persona.

Estos momentos distan mucho de la "nueva actitud" que hace tres años prometieron y volvieron a ofrecer en las campañas de este año. 

Hay verdades incómodas que se encuentran a plena luz y que son inocultables. Ni partiendo de la ingenuidad, se puede pensar que estos lamentables hechos no son reflejo de otra verdad muy distante de la que nos acostumbran contar. Este es el PRI, el mismo que se opuso a la transparencia de los sindicatos, el mismo que niega el voto secreto a los trabajadores. 

Ahora solo falta que lo premien. Este es el PRI. Cada día la verdad se les asoma más.

José Luis Báez Guerrero

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