lunes, 14 de enero de 2013

El Universal Qro.

Un Nuevo Año

El PAN es un partido de tradiciones. Acabamos de celebrar la Navidad y el término de un año del que brotó la renovación permanente del partido por la cual la derrota nunca nos ha derrotado y la victoria no nos ha envilecido.

Dentro de nuestras tradiciones han de reconocerse los propios desacuerdos entre los líderes. A ejemplo, Gómez Morin y González Luna nunca se pusieron de acuerdo en su concepción de Municipio, sin embargo, fue y ha de ser tradición, la permanente aceptación a pesar de las diferencias.

Pero las tradiciones más fuertes, las que especialmente nunca deben de ser modificadas, son nuestra tradición democrática donde gana el que convence y el que más votos suma, aunada a nuestra tradición de entender que lo único permanente es el bien común y que nosotros solo somos semilla de trigo en el molino de la historia.

Por supuesto que adaptar al partido a los tiempos que se viven - sin perder su esencia y su misticismo- también es otra tradición y un verdadero reto. Por eso estaremos acudiendo en marzo a la Asamblea Nacional Extraordinaria recordando siempre que nunca podrá ser una tradición, ni en el PAN, ni en el México que es tierra viva de tradiciones, la permanencia eterna en el poder.

Hoy debemos estar construyendo la tradición del mañana porque vivir eternamente en el pasado es opacar el presente y quejarse permanentemente del presente es opacar el futuro. Por eso hoy tenemos que entender que en lo más profundo de nuestras fortalezas están nuestras debilidades y en lo más hondo de nuestras debilidades están nuestras fortalezas.

A los panistas nos ha tocado vivir un momento determinante para la vida de Acción Nacional y ello exige compromiso, y si me lo permiten, atrevimiento.

Más que solo un año de lecciones, hoy termina un año de decisiones que nos guiarán a tener transformaciones profundas. Decisiones como el refrendo, actualización y depuración del padrón, la reforma de estatutos para transformar nuestros procesos de selección de candidatos, de dirigencias, de afiliación, de participación y permanencia de nuestros militantes, de disciplina interna y decisiones para integrar nuevos modelos de formación, de gobierno, de vinculación con los ciudadanos.

Luego entonces, la actitud que necesitamos es para mirar el futuro desde nuestras convicciones.

Es cierto, no vamos a lograr las reformas que proponemos si no se da una reforma personal primero. Por ello, es tiempo de voluntades animadas por la esperanza. Porque, en palabras de la politóloga Denise Dresser, el credo de los pesimistas produce la parálisis y engendra el cinismo. El pesimismo es la cobija confortable de los que no mueven un debo debajo de ella. Tenemos que optar por el optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la inteligencia. El optimismo perpetuo que se convierte en multiplicador.

Retos hay y talento sobra para emprender la ruta de innovar, transformar, modernizar y porque no, retar. Con los mismos principios, pero con mejores herramientas, con nuevos ánimos, con generosidad y sobre todo con mucha, pero mucha humildad.

Reciba cada amable lector un abrazo sincero que llegue hasta sus familias y sus seres queridos. Que todos hayan pasado una muy feliz Navidad y que los frutos del año que entra sean consecuencia del deber cumplido.


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